Amarás a Dios sobre todas las cosas
→ Poner a Dios en el centro de tu vida, por encima de todo.
No tomarás el nombre de Dios en vano
→ Respetar el nombre de Dios y no usarlo de forma irrespetuosa o trivial.
Santificarás las fiestas
→ Participar en la misa y dedicar tiempo a Dios en los días sagrados.
Honrarás a tu padre y a tu madre
→ Respetar, amar y cuidar a los padres y figuras de autoridad.
No matarás
→ Valorar la vida humana y rechazar la violencia.
No cometerás actos impuros
→ Vivir la sexualidad con respeto, dignidad y responsabilidad.
No robarás
→ Respetar los bienes ajenos y actuar con honestidad.
No dirás falso testimonio ni mentirás
→ Ser veraz y justo en tus palabras y acciones.
No consentirás pensamientos ni deseos impuros
→ Mantener la pureza del corazón y la mente.
No codiciarás los bienes ajenos
→ Evitar la envidia y cultivar la gratitud por lo que se tiene.
Estos mandamientos fueron entregados por Dios a Moisés en el Monte Sinaí y confirmados por Jesucristo en el Nuevo Testamento como guía moral para vivir en armonía con Dios y con los demás.